martes, 12 de marzo de 2013

...ESTA ES LA MENTIRA


La mano me arde.
Siento punzadas de calor y dolor recorrerlas con intensidad, ahora palpita, sé que no puedo hacer más que callar en silencio y sufrir como si me encontrase en cautiverio.
Siento como la furia me consume desde lo más profundo y mis ojos se llenan de lágrimas, mojando mis pestañas, pero intento que desaparezcan y hacer que nunca ha pasado nada, que nunca he sentido ninguna sensación.

Es demasiado tarde, las lágrimas ya han conseguido su propósito, brotan con fiereza y caen con intensidad desde mi barbilla. Intento esconderme y no gemir con sonoridad, al menos parezco no tener conocimientos de como hacerlo, porque al parecer siempre es como si fuese la primera vez.
Un llanto agudo se apropió de mí pero intento aguardar por segunda vez.
Me dejó caer en la mesa, mi cuerpo estaba sostenido por la silla que conjuntaba con la mesa de cerezo, el rostro se encontraba tumbado sobre la mesa, mis brazos escondían la visión de este y era inevitable no reconocerme como a una niña de siete años.

El llanto ya había transcurrido y vivido su agonía, ahora el silencio era dominante de la estancia, mi respiración apenas se percibía, por lo que, el ligero viento que se dejaba aparecer en la habitación era el único acompañante del tenebroso silencio.
Una sensación de tristeza me invade y pienso en el pasado, el pasado... que parece que nunca fue real, que fue un recuerdo vago del que nunca podré deshacerme. El presente, el presente... odio mi presente.
Es imposible hacer que algo te guste y te sientas cómoda con este si ocurre de manera contraria con constancia.

Estoy relajada, siento las palpitaciones regulares de mi corazón. Las sigó al unísono con el dedo apretándolo con sonoridad sobre la mesa. Es un dúo que a veces decido formar por placer a contemplar una creación entre la naturaleza y el hombre.
Mis ojos ya no se mueven alrededor de la habitación húmedos y escalofriantes, ahora estoy algo más serena y pienso con más calma de la antes no tenida.
Respiro profundamente, haciendo que mis pulmones se llenen de ese oxígeno del que tanto necesito para seguir adelante, espiro después de manera brusca para no ser demasiado paciente y vuelvo a pensar. Reproduzco una pequeña risita y muevo el rostro con negación. Lo próxima que hago es sonrojarme y mi cara se vuelve seria y fría, esperando que el tiempo me conceda una nueva oportunidad para volver a olvidar y sonreír. Sonreír con sinceridad y no falsamente mientras otros me contemplan dudosos.
Es algo que no puedo evitar a veces y me es desastroso pensar en pasados cuando ya es tarde para aquello. Ha de centrarme y concentrarme en lo prioritario, aunque no tengo muchas esperanzas, es confusa mi mente, intenta razonar con cordura, pero en estos momentos no soy capaz de pensar con coherencia, por lo que, me dispongo a llorar, llorar dulcemente.
Hasta que mis ojos no puedan producir ni una lágrima más.  

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