``CABELLO DE... DEMONIO´´

Peleábamos, el uno contra el otro, al principio fue divertido... pero luego fue tan horrible que hasta me hizo daño hiriéndome en un dedo derecho, creo que fue el pulgar. Este, que empezó a sangrar un color rojizo... me hizo recordar algo...

Dice Gina, aunque yo prefiero calificarla como la mujer de pelos oscuros y piel morena que habla mucho y hace poco, que fue un ``dejá vù´´. Le pregunté que era esa palabra tan fea y desconocida.

No quizo darme muchos detalles, tan solo contestó con una agreste tono superficial.

<<Iris (supuestamente mi nombre), debes pensar en positivo, las cosas nos suceden por algo, como has visto sangrar tiene sus consecuencias, es malo herir a alguien. ¿Comprendes?>>

¿Comprendes? Quise hacer lo mismo con ella.

Hanna... mi preciosa, pequeña, juguetona e indefensa Hanna. Ahora supongo que ha de estar en un lugar oscuro, comida por toda clase de insectos indeseables, sufriendo en silencio. Me encanta.

Se lo comenté en parte a la charlatana, y puso cara de pocos amigos, sentí como se alejaba un paso hacia atrás. Pero me acerqué a ella con una postura burlona, no sabes como lo disfruté.

…

La regordeta, fea y bajita mujer se acercó a mí, y me dió un par de pastillas. Sonreí divertidamente y la miré pensativa, escondiéndolas en mi puño y bebiendo el agua que antes permanecía a mi lado, fingiendo beberlas.

• Iris, han venido a visitarte. ¿Queréis salir al jardín?

La miré pensativa y negué en seguida. Desapareció en cuanto la miré por última vez con indiferencia.

Tras la puerta entró otra mujer... de cabellos de demonio, sí. No hay duda, era tan rojo como la sangre que salía de mi dedo. Ondulado.

Me miró con sumo interés y se fue acercando a medida que la observaba con curiosidad. Su aspecto me pareció diferente al casual.

Se sentó en frente de mi. Y me acerqué a ella, le toqué con delicadeza el pelo, era corto y suave.

Me miró asustada, pero pasé desapercibida, pues, ya estaba acostumbrada a que me mirasen de esa forma tan halagadora.

Sonreí y me acerqué un tanto más a esta.

• Me gusta tu pelo.- Solté de manera para esta impredecible

Sonrió después mostrandose incómoda.

• Gracias. Iris.

Le costaba hablar, pensé en ello y me levanté de inmediato.

La miré de nuevo y pensé en ello.

• Mira, te voy a presentar a mis compañeros de cuarto.- Me miró con atención, mientras abría el armario.
• Estas, son Anita y sus hermanas. Aunque la mayoría de las personas suelen llamarlas ``perchas´´ a ellas no les gusta, así que procura no dañarlas.- La miré con mala cara y asintió.
• Bueno, por allí está la cama, al otro lado están la... ¡levántate!.- La sacudí al ver que aplastaba a la pequeña
• ¡Nunca hagas eso!- La agarré del cuello con fuerza.

Al principio me miró asustada, y después fue recuperando el color. Aunque seguíamos en la misma postura.

La fui soltando lentamente, quería verla más de cerca.

• Lo siento. Creí...
• No creas nada. Suelen hacerlo, aunque, si vuelves ha hacerlo lo sentirás bajo tierra.- La miré suspicaz. Asintió
• ¿Quieres seguir?-Sonrió con duzura y la miré desconfiada.
• Ven.- La arrastré con fuerza, se dejó.
• Esta ventana, nos conduce a un mundo totalmente diferente. Se llama paisaje, y cada día.- La miré penetrante, me miró indecisa.- Cada día lo contemplo. No es gran cosa.- La solté y empecé a caminar en torno a la habitación.- Aunque procuro hacer de ello un entretenimiento nato.
• Las cortinas... mi enemiga fue destruida por mí. Por su fea costumbre de siempre envidiarme.
• ¿Ahora comprendes?- La miré con poca atención.

Me senté sobre el suelo y empecé a chocar entre sí los deditos. Me reía sonoramente, mientras esta permanecía intacta en el lugar en el que la había dejado.