jueves, 4 de abril de 2013

TRES Y ÚLTIMO


Amargo silencio:

Ya ha pasado bastante... y- que decir- te he extrañado tanto, no sabes cuantas veces he ansiado poder de nuevo escribirte, conté cada segundo, minuto y momento hasta llegar a este preciado minúsculo instante. Y lo he pasado tan mal... no sabes cuanto

Me duele el alma, espíritu, corazón o como quieran llamarlo, pero me duele mucho, siento que palpita velozmente y lo hace de manera dolorosa porque lo siento estallar. Mientras, de mis ojos danzan y caen con regularidad esas lágrimas poderosas y amenazantes, son tan fuertes las pequeñas que puedo sentir como se encargan de humedecer mi rostro con cada una.
Me siento agitada, siento que los ojos me duelen tanto que a veces me es imposible abrirlos por la incomodidad que siento al hacerlo, siento que esa cajita- a veces llena de sorpresas- me estalla y que dentro de mi hay algo que hace que me deprima, y mucho... aún más cuando sé que estás allí y que no estás.

La cosa iba de mal en peor, porque mi Bobi desapareció, pues no, se lo tragó la tierra de manera tan escandalosamente cruel que terminé por sumergirme en una depresión severa. Y sí, estuve así doce días, exactos, te pido perdón. No, mentira, te pido muchos perdones, aunque no se si me los aceptes. Mi alma no está purificada aún sabiendo que de ti solo recibo silencios. Espero que sepas afrontar tal problema en tu conciencia.

Catita, ha muerto.
Sí, tal y como lo lees, no vuelvas a leerlo porque no encontrarás más que lo mismo. Murió sobre mis brazos, lloré tanto... pero de nada sirvió para volverla a reanimar, porque ahora su cuerpo está mugriento bajo tierra, más bien bajo mi jardín. Es a la gata que más cariño le he tenido, ya que, fue la primera en llenar mi corazón al completo- y mi casa- tengo tanta angustia al no tenerla corriendo por mi espacio que siento una alondra cantar sobre el viento, eso me hace pensar en mi infancia, mi... mi infancia fue parecida a esa ave corretear por el cielo
¿Sabrás sacarme esta triste montaña de dolor y daños? ¿Sabrás sanar mis heridas? ¿Sabrás corresponderme? ...¿cierto?
Y como siempre no obtengo respuesta.
¿Por qué la vida es así de tenebrosa y oscura? ¿Siento lo que siento? Nose...
Solo puedo sollozar sobre mi cama, humedeciendo mi almohada, abrazándola con ira y flaqueando cada vez más ante su superficie.


Mentira, todo es mentira, esas son mis palabras, las cuales intento sintonizar entre mi mente y corazón, porque ha de serlo, es lo correcto.
Me dejas a secas, siento decirlo tan amargamente, pero es así. Hoy no puedo... hoy no puedo lanzar palabras bonitas y que te alaguen, porque lo cierto, es que nunca estuviste ahí, nunca...

¿¡Que quieres razones, justificaciones!?
Como lo pidas, tus deseos son órdenes para mi, señor, querido mío

***  

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